miércoles, 9 de junio de 2010

Ockeghem y el Coro Celestial

El Canon es una forma musical que sig­ni­fi­ca, sim­ple­men­te, «norma» o «mo­de­lo». Ge­ne­ral­men­te, hacía re­fe­ren­cia a un pa­trón de in­ter­pre­ta­ción que per­mi­tía de­ri­var una o más voces de una única línea me­ló­di­ca: una po­si­bi­li­dad era que las voces can­ta­sen la misma me­lo­día em­pe­zan­do con un de­ter­mi­na­do nú­me­ro de com­pa­ses de des­fa­se o a dis­tin­tos in­ter­va­los, pero tam­bién podía in­di­car­se que de­bían can­tar la me­lo­día si­mul­tá­nea­men­te a dis­tin­ta ve­lo­ci­dad (canon pro­por­cio­nal), leer el mismo pen­ta­gra­ma em­pe­zan­do desde el final (canon re­tró­ga­do o del can­gre­jo), in­vir­tien­do los in­ter­va­los o, in­clu­so, gi­ran­do la par­ti­tu­ra. Se tra­ta­ba por tanto, de ejer­ci­cios de vir­tuo­sis­mo, acer­ti­jos donde el autor, ante todo, de­mos­tra­ba su in­ge­nio. Aun­que los pri­me­ros cá­no­nes datan del siglo XIII, esta forma al­can­zó es­pe­cial auge y com­ple­ji­dad al­re­de­dor del siglo XV. Des­ta­can, es­pe­cial­men­te, los cá­no­nes de Ockeghem, com­po­si­tor fla­men­co, uno de los más des­ta­ca­dos del Re­na­ci­mien­to.

El Deo gra­tias de Ockeghem es un ejem­plo de canon uti­li­za­do con fines ex­pre­si­vos. En él, Ockeghem pre­ten­de re­pre­sen­tar los coros ce­les­tia­les, de acuer­do con su ico­no­gra­fía:


  1. Son coros que can­tan de forma per­pe­tua y con una melodía uná­ni­me
  2. Son cantos de ala­ban­za a Dios
  3. Los ángeles rodean a la Sa­gra­da Fa­mi­lia y a su vez cantan alter ad al­te­rum (los unos a los otros)
  4. Existe un marcado res­pe­to por las je­rar­quías
  5. Los ángeles mueven sus alas a la par que cantan

  1. Para demostrar la perpetuidad y unanimidad de la melodía, Ockeghem eli­gió la forma de canon cir­cu­lar donde cada voz canta la misma canción, que vuel­ve a re­pe­tir­se in­de­fi­ni­da­men­te cada vez que llega al final.
  2. La letra, "Deo gra­tias", encumbra el nombre de Dios.
  3. El hecho de que el modelo sea circular hace que los cantantes se sitúen en un círculo, como harían los ángeles alrededor de la Divinidad.
  4. El canon se com­po­ne de cua­tro coros dis­tin­tos que se van al­ter­nan­do, con 9 voces cada uno (tan­tas como je­rar­quías ce­les­tia­les).
  5. Las con­so­nan­tes de «gra­tias», sir­ven para emu­lar el fru­frú de las alas de los án­ge­les.

Esto nos da un canon con 36 voces, un puzz­le im­po­si­ble de en­ca­jar, de no ser por su sen­ci­llí­si­ma es­truc­tu­ra ar­mó­ni­ca. De hecho, más que una com­po­si­ción pro­pia­men­te dicha (con cier­ta forma, cier­to clí­max, cier­ta na­rra­ción pro­pia), se trata de una pro­pues­ta de so­no­ri­dad: ni si­quie­ra tiene final, o un hilo con­duc­tor claro, fun­cio­na más bien como una tex­tu­ra.

Por úl­ti­mo, cier­tos so­ni­dos que apa­re­cen má­gi­ca­men­te entre las voces sin que nadie los esté «can­tan­do» (son es­pe­cial­men­te apre­cia­bles a par­tir del minuto 4′30” del vídeo). Se trata de re­so­nan­cias muy po­ten­cia­das de­bi­do a la den­si­dad so­no­ra y los so­ni­dos ar­mó­ni­cos, per­fec­ta­men­te afi­na­dos, que simulan el sonido de instrumentos de viento y violines.

http://www.enchufa2.es/archives/deo-gratias-de-johannes-ockeghem-el-canon-en-el-renacimiento.html

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