Sin embargo, la arquitectura habitual en la fiesta cortesana tiene un carácter más efímero y se ha diseñado expresamente para la ocasión con la colaboración de los maestros de obras, escultores, pintores y artesanos al servicio del rey, del municipio o de los gremios y agrupaciones que participan en la organización del festejo. Recurre a estructuras de madera, pasta de papel y tela para levantar fachadas de aparato, arcos, obeliscos, pirámides, castillos, montañas, galerías, perspectivas fingidas, catafalcos, túmulos, triunfos, altares e invenciones, que crean un espacio espectacular y transforman la calle, la plaza o el interior elegido dotándolo de un significado propio para el discurso que motiva y despliega la celebración. Lienzos, colgaduras, tapices, reposteros, escudos, banderolas, velas y luminarias, efigies y relieves, cartelas con versos, emblemas o jeroglíficos, tarjetas con leyendas explicativas, plantas y pequeños árboles, tablados y gradas, fuentes y otros instrumentos mecánicos completan la decoración de esta metamorfosis de los edificios y de la vida cotidiana en el escenario adecuado para el cortejo procesional, la representación pública, el entretenimiento o la devoción colectiva y ritual.
El recorrido ceremonial de la fiesta aparece jalonado por arcos triunfales alegóricos que marcan hitos y ralentizan el paso de la comitiva. El diseño del conjunto y su iconografía viene determinado por una junta o comisión encargada de organizar la fiesta. Las directrices ocasionales y la tradición establecen los argumentos simbólicos, políticos, religiosos e históricos que se destacarán en el discurso programático de la celebración de los cortejos procesionales. En las obras participan los mejores artistas que concurren con sus modelos a los motivos propuestos por la junta. Una vez escogidos los diseños, se prepara su construcción con las aportaciones de fondos municipales y con la financiación extraordinaria de los gremios y corporaciones más importantes, por lo general, plateros y orfebres, artesanos y comerciantes de textiles de lujo (lenceros, pañeros, roperos), carpinteros y ensambladores, y hombres de negocios italianos, alemanes o portugueses. Los tenderos ubicados a lo largo del recorrido deben participar engalanando y limpiando las calles de sus locales, al igual que las casas nobiliarias y edificios públicos que se adornan con escudos de armas, enseñas y banderolas, reposteros, flores y guirnaldas, colgaduras, tapices y retratos. En las bocacalles y plazas por donde discurre el cortejo se alzan tablados y graderíos para albergar a los espectadores o para crear escenarios eventuales para los fuegos de artificio y las invenciones diseñadas que introducen variedad y espectacularidad al ritual de paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario