jueves, 17 de junio de 2010

La sangre es vida

Los cultos religiosos, muy especialmente el cristianismo, han considerado a la sangre y algunas veces a sus enfermedades como un elemento importante en su marco teogónico. La estigmatización -o como le llamamos los hematólogos, la Púrpura Psicógena- ha existido a partir de la crucifixión de Cristo.
Si la sangre es la vida, si contiene facultades espirituales, no resultaba insensato pensar que por medio de ella las cualidades de una persona podrían transmitirse a otra.


En algún tiempo se llegó a pensar que el esperma, tanto el masculino como el "femenino", procedían directamente de la sangre y por lo tanto la herencia estaba ligada íntimamente a ella. Esta idea no progresó más allá de Aristóteles y en nuestros días nadie cree eso. Cuando un padre
asegura con orgullo que su hijo es de su propia sangre o cuando se afirma que la realeza adquiere
genéticamente su sangre azul, la implicación es meramente simbólica. Pero la transmisión de facultades psíquicas deseables o indeseables por el contacto directo con la sangre es un concepto que todavía esta vigente para muchas personas.
Entre grupos étnicos de Asia y Meseoamérica de hace 2,000 años, es frecuente encontrar la descripción de la ingesta de sangre humana de los enemigos y también de algunos animales para adquirir fortaleza y, en su caso, las buenas cualidades de los animales. Esta costumbre de ingerir sangre de animales, hasta hace unos pocos años -y quizá hasta estas fechas del año 2005- era practicada en el rastro de la ciudad de Mérida, Yucatán y en las corridas de toros de las poblaciones del interior de este estado mexicano. Por supuesto una manera más sutil de ingerir sangre es a través de un buen taco de “morcilla” (sangre cocida y condimentada, alimento popular en México y algunos países latinoamericanos).

La historia de la medicina registra a este respecto algunos incidentes curiosos. Plinio el viejo relata que el circo romano, alrededor del año 100 de nuestra era, la gente se lanzaba a la arena a beber la sangre de los gladiadores moribundos y adquirir así su fuerza y su valor.

Un investigador del siglo XVII, Bartholinius, seguramente poco serio, informó el caso de una señorita epiléptica que recibió una transfusión de sangre de gato y luego, en las noches subía al
tejado a maullar. En los estados de Louisiana y Arkansas de la Unión Americana existían leyes,
que no sé si han sido derogadas, que prohibían la transfusión de sangre de negros a blancos. Se dice que un general del ejército británico, después de que sus tropas capturaron un campamento alemán en el Africa del Norte durante la Segunda Guerra Mundial, mando destruir 100 unidades de sangre alemana que se encontraba en el refrigerador del hospital de campaña. Arguía el que si era usada en sus tropas, podría desarrollarles ideas nazistas. Afortunadamente los médicos no le obedecieron. Y cuando también un Lord inglés recibió transfusiones de sangre escocesa con intervalos de una semana; las transfusiones eran gratuitas, pero como el Lord era rico donó la hospital diez libras por la primera, cinco libras por la segunda y por la tercera simplemente dio las gracias.

Evolución del concepto de la sangre a través de la historia, Dr. Alvaro Gómez-Leal
La sangre en la historia de la humanidad: Renán A. Góngora-Biachi

2 comentarios:

  1. ¬¬ yo como morcilla y no lo hago x rito religioso ni tampoco creo que vaya a heredar las caracteristicas de los animales

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  2. Pues debería usted hacerlo, así obtendría dos placeres: el sabor de la sangre coagulada y la redención a partir de éste

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