La Noche de San Juan es una festividad en la que se celebra la llegada del solsticio de verano en el hemisferio norte. La fiesta en España se celebra la noche que va del 23 al 24 de junio, aunque el solsticio sea la noche más corta del año, la del 21 de junio. Esta fecha se debe a la conmemoración del nacimiento de San Juan Bautista, que queda muy próxima al solsticio de verano. Lo paradójico es que el 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento del Bautista, que en realidad no debería festejarse porque de los Santos siempre se recuerda el día de su muerte. San Agustín apunta que se conmemora el día de su nacimiento porque fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin culpa trayendo consigo la redención de la humanidad.
En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días eran cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano (20 de junio) para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía. En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos. A menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del sol.
Uno de los antecedentes de esta festividad es la celebración celta del Beltaine, que se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba “fuego de Bel” o “bello fuego” y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas. Después los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor atendidas.
Otra de las raíces de la noche hay que buscarla en las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo. Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a la hierbas recogidas en aquellos días.
Respecto a la tradición correspondiente al agua, uno de los ritos que se utilizaba era el de enramar las fuentes. El agua está relacionada con la prosperidad, la abundancia y la fecundidad. La tradición dice que al amanecer del primer día de verano, las mujeres debían recoger de las fuentes la flor del agua con la esperanza de encontrar pareja, concebir hijos o hacerse con poderes curativos. Al amanecer, cuando las mujeres iban a la fuente, se cantaba a la flor del agua.
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