Si nos remontamos a la Antigüedad clásica, los mitológicos centauros, con su anatomía entre humana y equina, fueron relacionados con la salud. El centauro Quirón, tutor de Aquiles, Jasón y Asclepio, y que reunía un temperamento salvaje junto a la amabilidad y bondad de un sabio, es considerado el abuelo de la medicina griega. Además, el caballo está representado en los relieves votivos del propio Asclepio, el dios de la medicina en la mitología griega. Si continuamos haciendo un recorrido por la historia de la terapéutica, se puede observar que especialmente los autores clásicos, pero también medievales y renacentistas, prestaron atención a los remedios basados en los equinos. Como botón de muestra se puede resaltar la obra de Pedacio Dioscórides Anazarbeo, que en el siglo I escribe "De Materia Medica". Según este autor, el cuajo de caballo es eficaz para flujos de vientre e intestinales, sus empeines —durezas en corvas y pezuñas— pulverizados y mezclados con vinagre curan la epilepsia y sus excrementos (también los del burro) frescos o quemados y mezclados con vinagre son útiles para detener hemorragias. Asimismo, describe remedios usando productos del asno; narra que sus excrementos ayudan en caso de picadura de escorpión, que su hígado asado comido, así como las pezuñas quemadas, diluidas y bebidas, son un buen remedio para los epilépticos, o que las pezuñas en aceite reducen escrófulas o inflamaciones de los ganglios linfáticos y curan sabañones si se espolvorean en ellos.
El sistema humoral ha sido el fundamento filosófico natural de las terapias desde la Antigüedad hasta el desarrollo de la biomedicina y constituye una de las claves de la medicina popular. Así, la medicina hipocrática, a través de la teoría humoral, explicaba la fisiología del organismo por el equilibrio de cuatro humores o líquidos: bilis negra (frío y seco), bilis (templado y seco), flema (frío y húmedo) y sangre (templado y húmedo). El exceso o defecto de estos humores, como consecuencia del régimen de vida, provocaría dolencias, trastornos o patologías que habría que contrarrestar para recuperar la salud. Por ello, la terapéutica humoral se basa en el tratamiento por contrarios, siguiendo el principio contraria contrariis curantur. Una enfermedad con una etiología basada en el calor, reconocida por enrojecimientos, sed, temperatura elevada o dolor abrasante (tales como quemaduras, erupciones, inflamaciones, estados febriles, estreñimiento o procesos repentinos), mejoraría mediante la aplicación de frío y, por consiguiente, utilizando medicamentos con este carácter. Por otra parte, las dolencias con etiología basada en el frío se reconocerían por síntomas en el individuo como temblar de frío, las manos y pies helados, heces blandas, dolor de articulaciones, tensión muscular o rigidez, que mejorarían con la aplicación de calor.
Además los humores se han asociado a las estaciones, los elementos, a cualidades y también al carácter. En este sentido, los estudios zoológicos de los siglos xvi y xvii son muy interesantes, pues recogen datos de autores clásicos, medievales y renacentistas y reflejan las características del periodo histórico en el que esta filosofía humoral se encontraba en pleno apogeo en toda Europa. Entre ellos cabe destacar las obras de Jerónimo Cortés y Francisco Vélez de Arciniega, quienes realizan comentarios sobre la complexión, carácter y naturaleza de los equinos. Así, Cortés en su Tratado de los animales terrestres y volátiles, y sus propiedades —editado en 1672— escribe sobre el burro, afirmando que es frío y húmedo. Por su parte, Vélez de Arciniega, en su Historia de los animales más recebidos en el uso de la Medicina (1613), comenta que, entre todas las leches, la de burra es la más húmeda y siguiendo a Galeno afirma que es el medicamento que con mayor seguridad purga en el tratamiento de enfermedades agudas. Por consiguiente, el burro (Equus africanus asinus Linnaeus, 1758) sería un animal flemático con el que se podrían tratar desórdenes con síntomas «secos y calientes». En cambio, el caballo (Equus ferus caballus Linnaeus, 1758), debido a su temperamento, tendría cualidades opuestas, lo cual queda justificado según Aristóteles y Galeno: «Entre los animales el que es más caliente es más activo».
El caballo sería un recurso zooterapéutico contrario al burro, acorde con la percepción que existe de ellos en el mundo rural, donde su caracterización tiene significados opuestos. Así, la del corcel, rocín o penco va ligada a la fuerza, la nobleza, la dignidad y el coraje, mientras que la caracterización del asno se apoya en la torpeza, la humildad, la testarudez y la docilidad. Curiosamente, el híbrido (Equus africanus x ferus) es rechazado por la etnomedicina española. Solamente hemos encontrado dos registros del uso de los excrementos de mulo o mula en la provincia de Cáceres.
En cuanto a los simbolismos y valoraciones presentes en las comunidades rurales, destaca el prestigio social y el estatus económico del caballo frente a la desconsideración social, comicidad y subordinación del burro. Por otra parte, el pensamiento mágico está presente en el uso de ciertos remedios; así, las yeguas, burros y caballos negros forman parte de la terapéutica popular para curar la tos ferina y afecciones osteoarticulares, así como aliviar odontalgias, dolores abdominales y las picaduras de alacrán. Este uso demuestra la ambivalencia del conocimiento tradicional. La sociedad española está llena de prejuicios en torno al color negro, asociado simbólicamente a la muerte o a la mala suerte; a pesar de lo cual, se asocian virtudes terapéuticas a estos animales. Del mismo modo, la magia de los números impares se observa en dos remedios contra la tos ferina. El tratamiento dura nueve días o se ha de implementar cierto ritual nueve veces. El número nueve tiene un importante valor mítico desde la Antigüedad. Ya Hipócrates, siguiendo a Pitágoras, determina la existencia de días críticos y le confiere un papel mágico al número. Asimismo, las caballerías forman parte de ritos de paso, como dar la vuelta a algo y marcharse sin volver la vista atrás o montar en ellas al revés, y se le imponen condiciones terapéuticas mágicas a sus remedios tales como su aplicación después de la medianoche.
Cabe destacar el empleo de remedios empíricos muy reputados como suplementos alimentarios para caso de desórdenes nutricionales, malnutrición o desnutrición. Serían recursos para abordar enfermedades endocrinas, nutricionales o metabólicas; sin embargo, en algunos casos la visión emic de la enfermedad asocia estos estados a la anemia. No obstante, el remedio usual coincide con el término etic: la anemia es tratada mediante el consumo regular de carne de caballo. Los productos animales utilizados en los remedios documentados son muy variados, hasta 10 categorías diferentes. Un 23 % de los remedios se basan en el uso de los excrementos, siguiendo en importancia el uso de la orina (14 %) y de las crines (12 %). Asimismo, hemos recogido un 23 % de remedios «mágicos» que, de una forma u otra, se basan en el «uso» del animal entero. Pero, desde una perspectiva simbólica, es más interesante destacar que si observamos cómo varían las frecuencias de uso de los diferentes recursos o productos teniendo en cuenta las dos especies, se aprecian diferencias.
En relación a los productos empleados, queremos también destacar aquí la importancia cultural de la leche de burra. En otro trabajo documentamos y analizamos los usos médicos tradicionales de este producto en España. En la cultura mediterránea esta leche tiene una gran importancia como alimento vital, lo cual se traduce simbólicamente en una panacea que ayuda en el mantenimiento de lo que Mariño Ferro (1985) llama la «vida del alma». Finalmente, destacaremos que los equinos han tenido una importancia muy relevante en la península ibérica desde el Paleolítico hasta nuestros días; por ello, la gran cantidad de remedios compilados en el presente trabajo contrasta con los escasos datos incluidos en la reciente revisión llevada a cabo por Ceríaco (2013) en Portugal. Según este autor, en el país vecino apenas la sangre de caballo se bebe para combatir la anemia, su manteca se aplica externamente para aliviar los dolores de cabeza, los excrementos de burro se emplean para detener hemorragias, nueve gotas de su sangre son mezcladas con vino para combatir el alcoholismo, o si un niño babea mucho, este debe besar a un burro.
Listado de remedios médicos populares españoles basados en el uso de las caballerías
Enfermedad tratada
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Remedio (preparación y administración)
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I.- Ciertas enfermedades infecciosas y
parasitarias
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Tuberculosis (tisis)
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Cuando mataban un caballo, bebían su sangre
caliente, acabado de degollar
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Tos ferina
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Montar en un burro de tres años, nueve
veces, y pasar por debajo de él otras tantas
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Antiguamente, a los niños con tos ferina los
curaban de la siguiente forma: si era un varón el que estaba malo, se le daba
a beber en un cacharro a una yegua un poco de agua, y la que le sobraba se
filtraba por un trapo para que no llevase babas, y la tenía que beber el
niño; cuando la que estaba mala era una niña, se hacía igual pero con el agua
que le sobraba a un caballo
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Para curar la tos ferina cogíamos las
granzas de trigo que le sobraban de comer a una yegua negra, y hacíamos con
ellas un cocimiento. El agua donde se hervían las granzas se les daba a beber
a los niños hasta que curaban
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Beber agua en la que hubiera abrevado un
caballo negro
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Beber agua durante nueve días de un pozal
donde previamente había bebido un caballo
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Agua en la que previamente se ha lavado una
herradura de caballo
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Se aliviaba bebiendo agua del pilón donde
había bebido un caballo
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El enfermo debía beber agua al final de un
abrevadero donde en ese mismo instante estuviesen bebiendo al mismo tiempo
varias caballerías
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Erisipela
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Se usan los polvos que salen al herrar el
casco de las caballerías
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Verrugas
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Se la ata con una cerda de cola de caballo
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Entre los tratamientos tópicos está el
apretarlas, estrangulándolas con… una cerda de cola de caballo para que se
desprendan
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Verrugas
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Ir a un ribazo, coger un hueso de las
extremidades de una caballería, darle la vuelta y marcharse sin volver la
vista atrás
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... estrangulación con una cerda de caballo
provocando una isquemia en su base
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Se cortan amarrándoles una cerda de caballo.
Caen solas
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… se emplea una crin de caballo (para anudar
la verruga e irla apretando día a día hasta conseguir que esta se seque y
caiga), siendo preferibles los pertenecientes a los équidos que participaron
en la procesión de la Encamisá
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Hisopos con orina de yegua
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Ligarlas por su base con una crin de caballo
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Escabiosis (sarna)
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Restregar la piel contra la crin de un
caballo. La condición para que el remedio fuese eficaz era que se realizara
después de la medianoche
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II.- Tumores (neoplasias)
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Cáncer (sin determinar)
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… se consideraba que la alimentación con
carne de caballo y, sobre todo, con solomillo era buena para combatirlo
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Anemia (de tipo no especificado)
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… se suele tomar carne de caballo. En
Berganzo se recomienda comer un kilo de filetes de caballo a la semana
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Comer con regularidad carne de caballo
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Beber la sangre del hígado del caballo
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III.- Enfermedades del sistema nervioso
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Hemiplejía
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Cuando se ve caer a una persona presa de un
ataque de «perlesía» es bueno desalbardar inmediatamente un burro y colocar
la albarda encima del paciente. Con solo esto y llevar luego al enfermo a la
cama para que repose, se cree que sanará. Es circunstancia indispensable para
la eficacia del remedio que la albarda se aplique antes de enfriarse, cuando
todavía conserve el calor y el sudor de la bestia
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IV.- Enfermedades del sistema circulatorio
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Hemorroides
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Llevar en el bolsillo cagajón desecado de
mulo
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V.- Enfermedades del sistema respiratorio
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Resfriado común
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Con carácter de magia imitativa, para
facilitar la expectoración, curando así el catarro (...) beber agua donde
haya bebido un caballo muy baboso
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VI.- Enfermedades del sistema digestivo
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Primera dentición
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… para estimular el crecimiento de los
dientes en los niños… colgarles al cuello amuletos consistentes en saquitos
que contenían dientes… de caballo
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Odontalgia
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Para aliviar el dolor de muelas se daban
friegas con orín de burro negro
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Para conservar la dentición
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Frotar los dientes con orina de caballo
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Gastritis
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Tomar orín de caballo o burro
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Estreñimiento
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Cocimiento de excremento de asno en tazas
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VII.- Enfermedades de la piel y del tejido
subcutáneo
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Padrastros
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Frotarse las cutículas cuando se oiga
rebuznar un burro del que no se conozca el dueño
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Alopecia
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… trataban de impedir la calvicie aplicando
agua cocida con cascos de caballo
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Embadurnamientos con orina de burro en la
que se han mezclado a partes iguales cenizas de testículos de gallo y de
chepa de «marrajo» (gallipato)
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Cuidado del cutis (eliminar arrugas)
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Orina de burra… aplicar un número impar de
lavatorios, recomendándose que el líquido se tome directamente con las manos
cuando el cuadrúpedo miccione. En Mérida la orina asnal consigue mayores
resultados si se mezcla a partes iguales con orina de mujer menstruante
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VIII.- Enfermedades del sistema
osteomuscular y del tejido conjuntivo
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Mialgia
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Dolores musculares… correa (cinturón) de
piel de caballo curtida
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Reumatismo
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Ir a la cuadra con una sartén y esperar a
que orinen las caballerías y luego con salvado caliente, se dan unas friegas
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… se cocía saúco en aceite hirviendo y se
mezclaba con estiércol de yegua, que tenía que ser recogido fuera de la
cuadra; luego se colaba por un trapo y se realizaban las friegas con el
líquido obtenido
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Fortalecimiento de los huesos
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Aplicar manteca de caballo y coñac batido
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IX.- Embarazo, parto y puerperio
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Expulsión de la placenta
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Las boñigas de burro se han usado para
ayudar a expulsar la placenta después del parto. Para ello se preparaba un
cocimiento de boñigas de burro, después se filtraba y ese líquido se daba a
la parturienta para que expulsara la placenta
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Para favorecer la expulsión de la placenta,
se hierven heces de burro y el líquido resultante se da a beber a las mujeres
después del parto
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Dolor abdominal
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Beber cocimiento de excrementos de caballo
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Antiguamente, para aliviar dolores fuertes
de barriga o de estómago… se bebía el agua de cocer «cagajones de burro». En
Jaraicejo se asegura que los cagajones habrían de ser de burro negro
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Cólico
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Aplicar excremento de burro
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Beber un cocimiento de excrementos de mula
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Antiguamente, para aliviar cólicos… se bebía
el agua de cocer «cagajones de burro»
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Heridas
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La orina de burro, con solo tres
aplicaciones, hace desaparecer el mínimo rastro de la cicatriz
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Quemaduras
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Aplicar polvos del hueso de la mano de un
burro
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… para que se regenerase la piel se cogía
excremento seco del campo, de yegua o caballo, se freía en aceite y se le
mezclaba un poco de manteca. Se colaba y se untaba un paño en dicho ungüento
que luego se colocaba sobre la quemadura y se tenía allí cambiándolo cada
tres horas
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Quemaduras
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Masajear la piel afectada con una solución
alcohólica de huesos de burro calcinados
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Huesos de burro son quemados (sin que
llegaran a carbonizarse por completo) y se muelen hasta conseguir un polvo
que se aplica sobre las quemaduras, como vulnerario
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Sabañones
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Freír en una sartén, con abundante aceite,
trozos de cáscara de naranja mezclados con limaduras de pezuñas de caballo y,
una vez frío, se aplica sobre los sabañones
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Picaduras de insecto (no ponzoñoso)
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Para evitar las picaduras de los «pínfanos»
(mosquitos), quemar excrementos de burro
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Para espantar insectos y evitar sus
picaduras… quemar excrementos de burro
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Picadura de escorpión (contra el efecto
tóxico de su veneno)
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… montar un asno al revés, es decir, con la
cara mirando hacia la cola del animal al mismo tiempo que se le susurra al
oído: «M’ha picat un escorpí» («me ha picado un escorpión»). El dolor ha de
pasar de esta manera al asno
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Pasar la zona de la picadura, frotando, por
el escroto de un burro negro (no castrado)
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Mordedura de perro
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… se untaba la herida con grasa de caballo
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Las caballerías en la etnomedicina española: remedios y simbolismos asociados: RAMÓN VALLEJO, José / ANTONIO GONZÁLEZ, José. Revista Folklore 384, 2014, pág. 41-56
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