jueves, 12 de abril de 2012

Sangre: creadora y maldita

El  término menstruación viene del latín menstruum, que a su vez viene de menstruus, que significa mensual. Sobre la presencia de este fenómeno fisiológico han opinado a través de la historia todo tipo de pensadores: filósofos, líderes religiosos, fisiólogos, biólogos, antropólogos, ginecólogos, etc. Pitágoras, el famoso matemático, filósofo y político griego del siglo V a.c., decía en su escuela de Crotona, que las leyes de la naturaleza y la realidad inmanente de las cosas tienen una estrecha relación con los aspectos divinos. Opinaba que la sangre menstrual era la espuma de la sangre, que contenía la superfluidez de las enfermedades. La menstruación eliminaba algunas enfermedades. Hipócrates (460-377 a.c.) hablaba de la menstruación como un proceso normal y mencionaba sus trastornos como parte de las enfermedades sagradas llamadas Morbo Sacro. En el siglo IV el macedonio Aristóteles (384-322 a.c.) explicaba en su Historia Animalium que la sangre menstrual era el excedente que se eliminaba de la sangre corporal y que además servía como alimento para la formación del feto que se había iniciado por acción del fluido genital masculino. Dejaba en claro que este fenómeno femenino cesaba alrededor de los 50 años. Aristóteles decía que la sangre menstrual proveía la materia prima para el desarrollo del feto después que se ha formado por acción del esperma. Por aquella época se consideraba que la vida sexual durante la menstruación traía desgracias para la región: hacía que las cosechas se perdieran, que los frutos cayeran de los árboles antes de tiempo, que el hierro se oxidara y que el cobre se pusiera negro. Claudio Galeno en el siglo II, explicaba que la menstruación es una forma de eliminar la llamada “sangre superflua”. Philippus Paracelsus, a mediados del siglo XVI, opinaba que la menstruación era una forma de depuración y purificación del cuerpo. Mustitamus en su libro Diseases of the Women (1793), dice que el origen de la menstruación comenzó cuando Eva comió de la fruta prohibida y percibió un deseo sexual; por esto le ofreció a Adán compartir este alimento afrodisíaco. Y así ocurrió su primera relación sexual. Las futuras generaciones se mancharon de este pecado y el Eterno le envió la menstruación a Eva como un castigo para recordarle el Fiddei commissum (la obligación de transmitirle esta aflicción a sus sucesoras). Los Levitas, pobladores de North Queensland en Australia, creían que la menstruación era la manera de eliminar los tóxicos y sustancias desechables de la sangre. Otros habitantes de la región opinaban que la sangre provenía de una ruptura episódica del hígado. Los habitantes de la isla Sándwich achacaban el sangrado a una secuela de la vida sexual. En el año 1846 Charles Darwin, opinaba que si este fenómeno ha sobrevivido a la selección natural, debe ser útil para algo, o al menos no hace daño.  ninguno declarado.

Ya el historiador romano Caius Plinius Cecilius Secundus (años 29-72), llamado Plinio el Viejo (o el Naturalista), recogió en el siglo I de nuestra era las creencias que se transmitían oralmente de generación en generación en su enciclopedia de 37 libros llamada “Historia Natural”. En el libro VII, capítulo 13, se hace referencia a la manera como la gente percibía la menstruación como una desgracia personal y colectiva: “tener relaciones sexuales con una mujer durante la menstruación hace que el vino se convierta en vinagre, las semillas que ella toca se hacen estériles, las plantas se marchitan, las frutas caen de los árboles antes de madurar, las yeguas abortan a sus crías. Todo esto se hace peor cuando la mujer ha perdido la virginidad durante la menstruación”. En el Libro XXVIII capítulo 23, continúa:“... los hombres serán abandonados por sus esposas si tienen relaciones con una mujer menstruando... se quemarán ellos mismos.” 32-34 Plinio registró la creencia popular de que la menstruación era el material del cual se formaban los fetos gracias a la semilla masculina (semen), que transformaba esa materia en un cuerpo humano de manera similar como la levadura comprimida le da forma y volumen a los ponqués.

En la India del siglo XVIII se creía que la entrada del semen por la vagina antes de la menarquia prevenía la muerte fetal in útero, por esto se escogía desde edad muy temprana al esposo de la prepúber para que su primera relación ocurriera “antes que la sangre corriera por primera vez”. No hacerlo de esta forma equivalía casi a un crimen.  Los antiguos judíos no permitían que las mujeres menstruantes fueran al culto religioso, ni podían estrechar la mano del rabino, o tocar objetos sagrados. El marido no debía alcanzarle nada mano a mano, pues quedaba contaminado. Gran parte de las creencias antiquísimas se mantienen aún hoy en día en todas las culturas del mundo. Un grupo de señoras inglesas cree que la leche manipulada por una mujer durante el período menstrual, no puede convertirse en mantequilla. En Galela no se les permite entrar a los campos sembrados con tabaco. En Sumatra tienen prohibido entrar en los sembrados de arroz. En Saigón no se les permite trabajar en la elaboración del opio para evitar que éste se ponga amargo. En la tribu Kafir del sur del África creen que si una mujer bebe leche, la vaca puede caer muerta. En algunas regiones de Francia creen que si entran en una fábrica de azúcar pueden echar a perder este producto. En China y Japón se recomienda a las mujeres no consumir Fucus vesiculosus. El Dr. CK Skibola investigó este fenómeno y publicó un artículo que parece comprobar que el consumo de esta planta prolonga los días de la menstruación.

Según diferentes creencias, la manera de purificarse de los males que trae consigo la menstruación se logra principalmente con un baño ritual o mediante el baño repetido tres veces durante el día. En algunas tribus australianas por el contrario, se aísla a las mujeres del mar o de los ríos para no echar a perder la pesca. En algunas tribus se acostumbra hacer una danza cuando la mayoría de las mujeres han terminado el ciclo para mostrar el regocijo por la recuperación de su pureza. Antiguamente muchas tribus indígenas construían una choza llamada casa de seclusión,  casa de aislamiento o casa menstrual. La palabra seclusión hace referencia alaislamiento a que eran sometidas las adolescentes durante este período de su vida. En Colombia tal vez el mejor ejemplo de estas construcciones son las chozas de la comunidad Wayú (habitantes del territorio comprendido entre los ríos Ranchería de la Guajira, y el río Limón al noroeste de Venezuela),que sirven para separar a las jóvenes que entran en la adolescencia luego de la menarquia. El editorialista de Etnias de Colombia cita el siguiente texto de Vergara, escrito en 1997, sobre los indígenas Wayú: “(...) No se destaca la pubertad en los varones, pero las niñas están sometidas a un severo rito de paso. Cuando la muchacha empieza a menstruar, es sometida a un período de reclusión, al término del cual se ha convertido en mujer equipada para casarse. Durante el inicio de esta reclusión, la joven es completa o parcialmente rapada y luego instalada en una hamaca colgada cerca del techo de la casa. Durante los días siguientes es cuidada con alimentos vegetales especiales, llamados jaguapi, y observa una dieta rigurosa. En ese tiempo la bañan con frecuencia y la instruyen en las tareas femeninas, tejido, hilado, le imparten conocimientos sobre los procesos tradicionales de control natal, embarazo y quizás algunas técnicas eróticas”. Durante su período de seclusión (que equivale en cierta forma a un período de reclusión), se las prepara en los oficios domésticos y en el arte de atender al marido, cuando le llegue la hora de hacerlo.

 Algunas consideraciones antropológicas y religiosas alrededor de la menstruación. Rev Colomb Obstet Ginecol v.56 n.1 Bogotá jan./mar. 2005. Miguel Ángel Alarcón-Nivia

5 comentarios:

  1. ¡Jesús! ¡acostarse con nosotras en esos días es peor que las 12 plagas de Egipto!

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  2. Qué interesante, siempre quise saber sobre esto. Gracias.

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  3. justo cuando te había descubierto, silenciaste por cuatro meses, pensé que andaba gafado.
    no sabes cuanto celebro tu retorno. Siempre descubro algo que me interesa
    No me he podido resistir a enlazar desde mi recién nacido blog el tuyo, siento que tienen un cierto aire de familia. Espero que no te importe que me haya tomado esta libertad.
    Este es mi retoño.
    http://summanocturnalia.blogspot.com.es/
    saludos

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  4. Sí, me temo que últimamente no publico muchas entradas, pero muchas gracias por seguirme. Me gusta mucho tu blog :)

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