El término menstruación viene del latín
menstruum, que a su vez viene de menstruus, que significa mensual. Sobre la presencia de este
fenómeno fisiológico han opinado a través de la historia todo tipo de pensadores:
filósofos, líderes religiosos, fisiólogos, biólogos, antropólogos, ginecólogos,
etc. Pitágoras, el famoso matemático, filósofo y político griego del siglo V a.c.,
decía en su escuela de Crotona, que las leyes de la naturaleza y la realidad inmanente
de las cosas tienen una estrecha relación con los aspectos divinos. Opinaba que
la sangre menstrual era la espuma de la sangre, que contenía la superfluidez de
las enfermedades. La menstruación eliminaba algunas enfermedades. Hipócrates
(460-377 a .c.)
hablaba de la menstruación como un proceso normal y mencionaba sus trastornos
como parte de las enfermedades sagradas llamadas Morbo Sacro. En el siglo IV el
macedonio Aristóteles (384-322
a .c.) explicaba en su Historia Animalium que la sangre
menstrual era el excedente que se eliminaba de la sangre corporal y que además
servía como alimento para la formación del feto que se había iniciado por
acción del fluido genital masculino. Dejaba en claro que este fenómeno femenino
cesaba alrededor de los 50 años. Aristóteles decía que la sangre menstrual
proveía la materia prima para el desarrollo del feto después que se ha formado
por acción del esperma. Por aquella época se consideraba que la vida sexual durante
la menstruación traía desgracias para la región: hacía que las cosechas se
perdieran, que los frutos cayeran de los árboles antes de tiempo, que el hierro
se oxidara y que el cobre se pusiera negro. Claudio Galeno en el siglo II, explicaba
que la menstruación es una forma de eliminar la llamada “sangre superflua”. Philippus
Paracelsus, a mediados del siglo XVI, opinaba que la menstruación era una forma
de depuración y purificación del cuerpo. Mustitamus en su libro Diseases of the
Women (1793), dice que el origen de la menstruación comenzó cuando Eva comió de
la fruta prohibida y percibió un deseo sexual; por esto le ofreció a Adán compartir
este alimento afrodisíaco. Y así ocurrió su primera relación sexual. Las
futuras generaciones se mancharon de este pecado y el Eterno le envió la menstruación
a Eva como un castigo para recordarle el Fiddei commissum (la obligación de
transmitirle esta aflicción a sus sucesoras). Los Levitas, pobladores de North
Queensland en Australia, creían que la menstruación era la manera de eliminar
los tóxicos y sustancias desechables de la sangre. Otros habitantes de la
región opinaban que la sangre provenía de una ruptura episódica del hígado. Los
habitantes de la isla Sándwich achacaban el sangrado a una secuela de la vida
sexual. En el año 1846 Charles Darwin, opinaba que si este fenómeno ha
sobrevivido a la selección natural, debe ser útil para algo, o al menos no hace
daño. ninguno declarado.
Ya el historiador romano Caius Plinius Cecilius Secundus (años 29-72), llamado Plinio el Viejo (o el Naturalista), recogió en el siglo I de nuestra era las creencias que se transmitían oralmente de generación en generación en su enciclopedia de 37 libros llamada “Historia Natural”. En el libro VII, capítulo 13, se hace referencia a la manera como la gente percibía la menstruación como una desgracia personal y colectiva: “tener relaciones sexuales con una mujer durante la menstruación hace que el vino se convierta en vinagre, las semillas que ella toca se hacen estériles, las plantas se marchitan, las frutas caen de los árboles antes de madurar, las yeguas abortan a sus crías. Todo esto se hace peor cuando la mujer ha perdido la virginidad durante la menstruación”. En el Libro XXVIII capítulo 23, continúa:“... los hombres serán abandonados por sus esposas si tienen relaciones con una mujer menstruando... se quemarán ellos mismos.” 32-34 Plinio registró la creencia popular de que la menstruación era el material del cual se formaban los fetos gracias a la semilla masculina (semen), que transformaba esa materia en un cuerpo humano de manera similar como la levadura comprimida le da forma y volumen a los ponqués.
En
Según diferentes creencias, la manera de purificarse de los males que trae consigo la menstruación se logra principalmente con un baño ritual o mediante el baño repetido tres veces durante el día. En algunas tribus australianas por el contrario, se aísla a las mujeres del mar o de los ríos para no echar a perder la pesca. En algunas tribus se acostumbra hacer una danza cuando la mayoría de las mujeres han terminado el ciclo para mostrar el regocijo por la recuperación de su pureza. Antiguamente muchas tribus indígenas construían una choza llamada casa de seclusión, casa de aislamiento o casa menstrual. La palabra seclusión hace referencia alaislamiento a que eran sometidas las adolescentes durante este período de su vida. En Colombia tal vez el mejor ejemplo de estas construcciones son las chozas de la comunidad Wayú (habitantes del territorio comprendido entre los ríos Ranchería de
Algunas consideraciones antropológicas y religiosas alrededor de la menstruación. Rev Colomb Obstet Ginecol v.56 n.1 Bogotá jan./mar. 2005. Miguel Ángel Alarcón-Nivia
¡Jesús! ¡acostarse con nosotras en esos días es peor que las 12 plagas de Egipto!
ResponderEliminar¡¡Cuanto más lejos mejor!!!
ResponderEliminarQué interesante, siempre quise saber sobre esto. Gracias.
ResponderEliminarjusto cuando te había descubierto, silenciaste por cuatro meses, pensé que andaba gafado.
ResponderEliminarno sabes cuanto celebro tu retorno. Siempre descubro algo que me interesa
No me he podido resistir a enlazar desde mi recién nacido blog el tuyo, siento que tienen un cierto aire de familia. Espero que no te importe que me haya tomado esta libertad.
Este es mi retoño.
http://summanocturnalia.blogspot.com.es/
saludos
Sí, me temo que últimamente no publico muchas entradas, pero muchas gracias por seguirme. Me gusta mucho tu blog :)
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