Algunos autores remontan el origen del juego de la oca al asedio de Troya en el que, según la leyenda, los guerreros griegos inventaron juegos para soportar los tediosos días. Así, para muchos el primer juego de la oca es el llamado Disco de Phaistos, una espiral de arcilla dividida en casillas por ambas caras con dibujos de aves grandes. Este disco fue descubierto en Creta en 1908 y los expertos remontan su origen al 2000 a.C. Se atribuye su creación a Palámides, hijo del rey de Eubea. Para otros, fue la Florencia del siglo XVI el lugar originario, siendo Francisco de Médicis su gran impulsor. Médicis regaló un ejemplar de este juego a Felipe II, introduciéndose así en España.
La oca ha sido considerada por la mitología como un animal sagrado y benéfico. En la antigua Roma se la tenía como animal protector de las casas, pues alborotaba cuando llegaban extraños. En Egipto se han encontrado pinturas en las que del pecho de la momia del faraón salían estos animales. Así, es posible que una orden mística como la templaria adoptara esta iconografía para transmitir su mensaje. Los templarios, que surgieron en 1118 como guardianes de los lugares santos de Jerusalén en las cruzadas, eran mitad monjes y mitad guerreros. Los templarios europeos podrían haber tenido la misión de proteger el camino de Santiago y la basílica del apóstol como lugar santo de peregrinación. El juego sería el camino y las ocas representarían los lugares seguros donde podrían refugiarse los guerreros de esta orden. Las otras casillas como el pozo, la posada, el laberinto o la muerte serían lugares no seguros para la Orden. Por ejemplo, la casilla número 58 representa la muerte y el temple fue acusado de venerar a Baphomet, que significa cabeza 58 (caput LVIII, para muchos el cráneo de María Magdalena); algo que les costó la persecución y condena de la Santa Inquisición.
Algunos hacen cábalas matemáticas y van más allá, apostando por mensajes ocultos en el tablero. Estas suposiciones se basan en que todas las casillas que contienen oca siguen una estructura numérica. Esta es, dos números impares preceden siempre a dos números pares. Las casillas oca son: 5, 9, 14, 18, 23, 27, 32, 36, 41, 45, 50, 54 y 59. Los caballeros templarios debían ir de oca en oca para alcanzar el objetivo. El resto de casillas importantes del tablero son: el puente (6), la posada (23), el pozo (31), el laberinto (42), los dados (26 y 53) y la muerte (58).
Otro detalle relevante que sustenta esta hipótesis tiene que ver con el gremio de los constructores. Estos fueron llamados por los caballeros del temple Compañeros Constructores y colaboraron juntos en diversas ocasiones. Los símbolos de este gremio eran el caracol y la pata de oca. El caracol tiene forma de espiral y esta forma aparece representada en el tablero del juego en la casilla 42, es decir, el laberinto.
Si el juego es el camino de Santiago, puede que se representaran en él lugares de ese recorrido. Serían los lugares oca, en los que, según los defensores de esta teoría, tendrían lugar las iniciaciones a la Orden. Por ejemplo, Pamplona sería la primera ciudad importante del camino una vez unificada la ruta francesa y en sus aledaños se tienden dos puentes románicos. El nombre del río, Arga, se asemeja a la palabra francesa jars que significa oca en francés. Otro lugar oca podría ser Puente la Reina, una construcción unida a un convento hospital del siglo XIII regentado por caballeros templarios en su origen. Otros lugares se localizan en Logroño, León y Santiago de Compostela, la meta del camino. En Logroño se encuentran numerosos rastros del apóstol, por ejemplo en la iglesia que lleva su nombre aparece en su portada el apóstol a lomos de un caballo y al lado, el juego de la oca con casillas jacobeas. En León, la localidad de El Ganso podría tomarse como una de esas casillas benefactoras, un lugar seguro.
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