miércoles, 9 de septiembre de 2009

De las reuniones



A diferencia que con las visitas, el traje usado para las reuniones es diferente. (...)" pues para una visita de cualquier clase que sea, puede servir el mismo que se usa para la iglesia o para paseo, aunque sea negro o de color más o menos oscuro. Para una reunión ha de ser de color claro, hecho con cierta elegancia y no puede llevarse mantilla ni sombrero.
Al llegar a la casa, el abrigo se dejará en la antesala, y se entrará en el salón en cuerpo, con la cabeza descubierta, pudiendo llevar el ella flores u otros adornos según lo exija la moda, y con los guantes de seda o de piel según la estación.

¿Se saludará como en las visitas?
No, pues sería enojoso e interminable: debe dirigirse a la señora de la casa del modo que se dijo en el capítulo relativo al asunto.
Al acercarse al sitio que se le haya designado, saludará con una sonrisa y una inclinación de cabeza a las personas que se hallen inmediatas, a menos que se la coloque entre amigas, en cuyo caso podrá besarlas y preguntarles su estado de salud.

¿Podrá entablar conversación con ellas?
Si la reunión es muy numerosa y es grande el local en que se celebra, cada uno puede hablar en voz remisa con las personas que estén en su inmediación.
Es preciso, no obstante, suspender toda conversación en el momento en que alguien se prepare a leer en voz alta, o recitar, o cantar, o tocar el piano u otro cualquier instrumento. (...)

Si se baila, ¿deben tomar parte en la danza todas las señoritas?
Si en la invitación se anunció, sí; porque la que no quería bailar no debió asistir. Ahora bien: si el baile se improvisa, como sucede alguna vez, la que no sabe o no quiere bailar debe colocarse al lado de las señoras mayores, para no quedar sola cuando las otras se levanten, ni verse en caso de desairar a los caballeros que deseen tomarla por pareja.

¿Deberá decidirse a bailar si la instan con mucho empeño?
Puede hacerlo, pero si ha dicho que no a uno de los invitantes, sería imperdonable grosería el ceder a las instancias de otro.
¿Qué hay que advertir respecto de los diversos juegos?
Hay juegos de prendas, en que suelen tomar parte todas las personas que están en el salón, y sería ridículo en una señorita no tomarla.
En tal caso, hará lo que pueda por no pagar prenda, no se resistirá a entregarla, cumpliendo de buena gana y alegremente la penitencia que se le imponga para su rescate, que entre personas de buena educación, nunca será cosa molesta ni que pueda mortificarla.
Resumen de Urbanidad para las niñas, Pilar Pascual de Sanjuán. Barcelona, 1920, pág 53-59.

2 comentarios:

  1. Uh, qué bien me viene esto para mañana.
    Hace tanto que no nos vemos que ya se me ha olvidado comportarme.
    ¿A qué vamos a jugar?

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  2. Supongo que la gallinita ciega es siempre un gran divertimento.

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