lunes, 6 de septiembre de 2010

Aguas redentoras

Al considerar el simbolismo del baño también podemos compararlo con todos los diferentes ritos bautismales de nuestra propia religión y con los rituales precristianos. Por ejemplo, en los misterios eleusinos o los más comúnmente conocidos como los misterios de Ceres, los participantes, primeramente, tomaban un baño ritual en el mar. Estos baños purificadores tomados antes de iniciarse en los misterios profundos, son símbolos difundidos en todo el mundo. Los indios norteamericanos generalmente acuden a una pequeña casa de baños de vapor donde se sientan en un cuarto bajo tierra; se arroja agua sobre las piedras calientes y mientras el hombre recibe el vapor, se frota con salvia para limpiarse a sí mismo de los pecados que ha cometido y eliminar a la vez los espíritus malignos.
En antiguas interpretaciones el bautismo cristiano también se entendía como una purificación y separación del pecado y una manera de arrojar a los espíritus malignos. Aquí existe una conexión con la idea de renovación porque la persona bautizada ha sido renovada en Cristo y se ha despojado de antiguos pecados paganos. Como prueba de esto usaban un vestido blanco, símbolo de purificación y de la nueva personalidad. Lo mismo encontramos en la mayoría de los diferentes baños rituales junto con la idea de renovación por el agua.
En general, el agua simboliza al inconsciente, y sumergirse en el agua y salir de nuevo parece tener una cierta analogía con penetrar en el inconsciente. La pila bautismal que se usa en el cristianismo se compara, frecuentemente, con el útero de la madre Iglesia y tiene por consiguiente un aspecto maternal, el renacer en el eterno vientre que es el agua. Es la matriz de donde se sale y a la que se retorna en forma renovada. En tiempos antiguos únicamente las personas adultas se bautizaban y se sumergían completamente. Al bautismo infantil se llegó a través de la creencia de que únicamente el bautizado podía ir al cielo y ver a Dios, y naturalmente los padres cristianos no querían que sus hijos murieran como ateos. En los pergaminos del Mar Muerto también se menciona la renovación a través del bautismo.

En muchos sueños, el proceso analítico se asemeja a un baño y con frecuencia el análisis se compara con el acto de lavarse o bañarse. La mayoría de la gente cuando empieza el análisis tiene la incómoda sensación de que algo por el estilo es necesario y de que sus culpas pueden quedar al descubierto. Por lo tanto, la idea del baño es un ejemplo muy obvio. La suciedad que cubre el cuerpo puede significar influencias psicológicas del entorno que han contaminado la personalidad original. Es mucho más fácil y natural ser uno mismo si uno vive solo. Los introvertidos son muy sensibles y con frecuencia dicen que están bien mientras se encuentran solos porque cuando están con otras personas «recogen» toda clase de influencias perturbadoras y pierden su serenidad íntima. No todos los pacientes son ambiciosos pero si alguien hace un movimiento indicando un deseo vehemente de lograr algo, todos los demás aspiran a lograr lo mismo. Ése es el fenómeno de la psicología de masas en donde prevalecen las emociones primitivas. El contagio aniquila la razón y la gente menos educada contamina a los otros y todos son arrastrados hacia abajo. Si alguien tiene la misma potencialidad es excitado al instante. En el momento empezamos a formar parte del rebaño humano, nos deterioramos y nuestra sombra comienza a formarse. Podemos decir que nuestra propia oscuridad es activada desde fuera pero también podemos realmente «recoger» oscuridad que no es nuestra. La gente se puede dejar seducir por actitudes que no son suyas y cuando se dan tiempo para pensar se preguntan qué les sucedió. Eso es algo que debemos limpiar una y otra vez y por lo tanto generalmente interpretamos el baño como la necesidad de combatir los problemas de la sombra. El baño, el agua, es un regreso al inconsciente a efectos de purificar ciertos aspectos de la sombra que en realidad no pertenecen al sujeto. Si el ánima tiene que entrar en el proceso, no es lo mismo que si el ser humano es quien tiene que hacerlo. Es el complejo neurótico el que se enfrenta, no el ser humano; se le hace regresar al agua, esto es, sumergirse en el inconsciente donde los impulsos neuróticos destructivos son tratados a través del método de la amplificación. Uno tiene que observar los sueños para saber qué es lo que existe detrás. Cuando un sueño se amplifica se le coloca nuevamente en su contexto original. El fragmento del sueño se sumerge en el flujo amniótico para enriquecerlo y para que a través de este proceso de amplificación aparezca de nuevo bajo una forma diferente.

El baño tiene que ver también con esa ampliación; es decir, con la actitud psicológica que se ocupa de devolver al complejo aparecido recientemente su dimensión original, así como de buscar y analizar qué especie de fuerzas están actuando en dicho complejo. Con frecuencia, los síntomas neuróticos son el resultado de algo que se atasca entre lo inconsciente y lo consciente.

Por lo general, los baños no se toman en el mar sino en una bañera, lo cual nos proporciona una distinción muy definida puesto que la bañera es un recipiente de tamaño definido, fabricado por el hombre y dentro del cual puede introducirse el ser humano. Representa de una manera muy específica, el inconsciente, por lo cual tenemos que entrar en el simbolismo del recipiente, que es inmenso. El recipiente es el vientre de la madre Iglesia, el útero, y por lo tanto posee una cualidad concreta materna y femenina. Mitológicamente, con frecuencia se encuentra contaminada con su contenido. Para el alquimista, el recipiente y el agua son la misma cosa. El agua es el recipiente en el cual se produce la piedra filosofal, porque en alquimia el contenedor y el contenido son creados enteramente juntos. Puesto que el recipiente está hecho por el hombre para retener el agua, éste está relacionado con la función de la conciencia; ser capaz de utilizar este instrumento es una prerrogativa de la conciencia humana y marca sus actividades como un símbolo. El recipiente representaría un concepto o una manera de concebir una cosa. La Iglesia es este recipiente por tener la capacidad de proveer las condiciones para mantener unidos, a través de un sistema dogmático, los valores religiosos cristianos y las ideas. Psicológicamente, el
recipiente se relaciona con votos, ideas, sentimientos básicos y conceptos que tratamos de mantener unidos impidiendo que se escapen por la vida, pues es el recipiente que conserva junto todo esto para evitar que se pierda. Por lo tanto constituye un medio de volverse consciente. En muchos idiomas la concepción y la comprehensión expresan la función del recipiente —un medio
de atrapar y captar de alguna manera, la idea o cosa, moldeándola de tal forma que pueda controlarse—. La técnica del alquimista no era la de tener aquí un sistema y allá un fenómeno de la psique, sino tener un concepto psicológico de la psique derivado de sí mismo. Esto se olvida fácilmente.

Lo que sigue después es el cocimiento o baño de agua caliente, el baño frío, el baño caliente y el baño de fuego. El simbolismo de la temperatura naturalmente se refiere a la intensidad emocional: lo que surge de una emoción es calor. El enfriamiento se asocia con el apaciguamiento, es menos emotivo o puede tratarse de una manta mojada aquietando el entusiasmo. También el agua representa un tipo de emoción y las olas del mar son el movimiento del agua. El enfriamiento se relaciona muchas veces con la razón. El agua en el baño tiene mucha relación con la proximidad de la comprehensión.

2 comentarios:

  1. Ritos, mitos, capacidad creadora del hombre... son temas interesantísimos, pero dudo que puedan explicar los misterios de la vida. Pero es un buen intento.
    Saludos, Eurídice

    Zipi LITERARIO Zape

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  2. Me confieso agnóstica, asi que soy la primera en negar la posible explicación de nada. Quizá precisamente por eso, me resulta interesante aventurar hipótesis.

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