Desde el siglo XVIII en adelante, los duelos podían efectuarse con la espada de duelo europea o con pistolas. Con este fin se fabricaban artesanalmente bellos pares de pistolas de duelo para uso de los nobles ricos.
Después de la ofensa real o imaginaria, los partidarios del ofendido demandaban "satisfacción" del ofensor explicitando la demanda con un gesto insultante al que era imposible permanecer indiferente; golpear al ofensor en el rostro con un guante, o tirar el guante al piso delante de él - de aquí la frase "tirar el guante" - que con el tiempo se ha convertido en sinónimo de cualquier desafío. Esta costumbre se originó en la Edad media, cuando se ordenaba a un caballero, que recibía una palmada ritual en la cara simbolizando la última vez que la aceptaría sin devolver un desafío. Por tal motivo, cualquiera que fuese golpeado con un guante estaba considerado, como el caballero, obligado a aceptar el desafío, o quedar deshonrado.
Cada parte en disputa debía elegir un representante de confianza (segundo, o padrino) que acordaría el sitio del "campo de honor",cuyo principal criterio de elección era que estuviera aislado para impedir interrupciones. Por la misma razón, los duelos se efectuaban tradicionalmente al amanecer. También era deber de cada parte comprobar que las armas fueran iguales y que el duelo resultara justo.
A elección de la parte ofendida, el duelo podía ser:
A la primer sangre, en cuyo caso finalizaba tan pronto como uno de los duelistas resultaba herido, incluso si la herida fuera leve.
Hasta que uno de los contrincantes fuera severamente herido, de forma tal que se encontrase físicamente incapacitado para continuarlo.
A muerte, en cuyo caso no habría satisfacción hasta que la otra parte estuviera mortalmente herida.
En el caso de duelos a pistola, cada parte podía disparar un tiro. Incluso si ninguno acertaba el disparo, si el desafiante se considerase satisfecho, el duelo podía declararse terminado. También un duelo a pistola podía continuar hasta que uno de los duelistas fuera herido o muerto, pero un intercambio de más de tres series de disparos era considerado bárbaro, además de ridículo por la falta de puntería.
Bajo estas condiciones, una o ambas partes podían intencionalmente errar el disparo con el objetivo de cumplir las formalidades del duelo sin pérdida de vida u honor, práctica habitual de algunos duelistas que recibía el nombre de "deloper". Hacer esto, obviamente, resultaba muy arriesgado si el oponente no estaba dispuesto a hacer lo mismo. El delope fue expresamente prohibido por el Código de duelo de 1777. Sin embargo las posibilidades variaban, y muchos duelos de pistola fueron a primera sangre, aunque otros a muerte. La parte ofendida podía detener el duelo en cualquier momento, si creía satisfecho su honor.
Para un duelo de pistolas, las partes debían ubicarse espalda contra espalda con sus armas cargadas en la mano, y caminar un número prefijado de pasos, volverse al oponente y disparar. Típicamente, cuanto más grave era el insulto, menos eran los pasos a caminar. En muchos casos los padrinos solían demarcar el suelo previamente, indicando el punto donde los duelistas debían detenerse, girar y disparar. A una señal, frecuentemente un silbato, los oponentes podían avanzar hasta las marcas y disparar a voluntad. Otra técnica consistía en efectuar disparos alternativamente, comenzando por la parte ofendida.
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