El doctor Duncan McDougall decidió averiguar cuál era el peso de las almas en 1907. Basó sus experimentos en una simple
e igualmente singular teoría: si el alma existe dentro de nosotros, debe tener
una masa y si tiene masa, debe tener un peso. Es decir, debe notarse en una
balanza. Partiendo de esta base, Duncan McDougall decidió experimentar con seis personas moribundas (infectadas de tuberculosis) pesándolas en camas colocadas sobre balanzas en el momento de su agonía, y luego, registrando su peso en el momento de su muerte. El resultado del cambio de peso en el momento de la muerte fue :
Como resultado, se obtuvo una media de 21,262142347500003 gramos. O dicho en otras palabras, que el alma no sólo existía, sino que además tenía masa, sobre ella también actuaba la gravedad: pesaba lo mismo que un colibrí.
Como un reguero de pólvora, la noticia se filtró y apareció el 11 de marzo de 1907 en la página 5 del New York Times (bajo el título, “Soul Has Weight, Physician Thinks”) antes de que la revista American Medicine aceptara publicar el estudio de Mac Dougall en su número de abril de ese año (el trabajo se llamó “Hypothesis concerning soul substance together with experimental evidence of the existence of such substance”).
Nota de The New York Times sobre McDougall. |
El comentario
del propio Dr. McDougall sobre sus experimentos publicados en The New York Times
el 11 de marzo de 1907:
"Cuatro médicos bajo mi
dirección hicieron la primera prueba a un paciente moribundo con tuberculosis.
Este hombre era un tipo normal, del habitual tipo estadounidense y de contextura
normal. Le colocamos unas horas precedentes a la muerte en una plataforma de la
báscula, que había construido y que se equilibra con exactitud. Cuatro horas más
tarde con cinco médicos que asistían a su muerte. El instante en que la vida
le dejó, el platillo opuesto cayó con una rapidez sorprendente, como si algo
hubiera salido repentinamente de su cuerpo. Inmediatamente hicimos todas las
deducciones habituales para la pérdida física de peso, y se descubrió que
todavía había una pérdida de una onza de peso (21 gramos) inexplicable. He enviado otro paciente con
la misma enfermedad, a punto de la muerte, para el mismo experimento. Era un
hombre con el mismo temperamento y físico que el paciente anterior. Ocurrió el
mismo resultado al morir. En el instante en el corazón dejó de latir hubo una
disminución repentina y misteriosa en su peso. Como experimentadores, cada
médico hizo su propia relación con estas pérdidas de peso y las cifras se
compararon. Se mostró en los resultados una pérdida de peso
inexplicable. Pero esto no fue tan notable
en el tercer caso. El paciente era el de un hombre de contextura física grande
pero con un temperamento débil pronunciado. Cuando murió su cuerpo yacía en la
cama encima de la balanza y durante un minuto entero no hubo ningún cambio en el
peso. Los médicos que esperaban en la sala se miraron las caras en silencio
moviendo la cabeza en la convicción de que nuestra prueba había
fracasado. Entonces, de repente pasó lo
mismo que había ocurrido en los otros casos. Hubo una disminución repentina en
peso, y se descubrió que era la misma que la de los experimentes
precedentes. Creo que en este caso, el de
un hombre lento de pensamiento y acción, el alma quedó suspendida en el cuerpo
después de la muerte, durante el minuto que transcurrió antes de que llegara a
la conciencia de su libertad. No hay otra manera de explicarlo, y esto quizá se
espera que suceda en un hombre del temperamento del sujeto. Otros tres casos fueron
juzgados, entre ellos el de una mujer, y en cada una se estableció que un peso
de una mitad a una onza entera se apartó del cuerpo en el momento de la
muerte."
Dr. McDougall también realizó su experimento con animales a punto de morir, específicamente con quince perros, los resultados, según el experimentador fue “uniformemente negativo”, es decir, los perros no mostraron ningún tipo de variación en su masa. Para McDougall, esto confirmaba dos teorías, la primera, que efectivamente, el alma tenía masa y peso, y segundo, que los perros no tenían alma, para muchos, una afirmación sumamente discutible.
Actualmente existen varias explicaciones para el fenómeno de pérdida de peso al momento de morir, algunos sostienen que esto se debe al ´”último aliento” que da la persona, es decir, cuando los pulmones ya no reciben aire, pues se detiene el proceso de la respiración. Otros sostienen que al morir, el cerebro deja de funcionar, y esta pérdida de su funcionamiento, provocaría una pérdida de peso de 21 gramos.
http://expedienteoculto.blogspot.com.es/2012/05/experimentos-extranos-el-peso-del-alma.html
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