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viernes, 16 de diciembre de 2011

La Tarasca


Tarasca según el Diccionario de la Lengua Española es una figura de serpiente monstruosa que se pasea en algunas partes en la procesión del Corpus, también designa a una mujer fea o alguien con la boca grande. Hay quien defiende que el étimo de la palabra tarasca es seguramente griego: “bebida caliente a base de vino tinto del año y especias, como canela, clavo y azúcar”. Tarasso, que significa “espantar, amedrentar”.
Uno de los primeros documentos que describen la monstruosa tarasca es La Leyenda Aurea (ca. 1256) de Jacobo de Vorágine. En el capítulo CV, dedicado a Santa Marta, se cuenta como la tarasca aterrorizaba a los habitantes de un pequeño pueblo provenzal, en el sur de Francia, a las orillas del río Ródano, y cómo la Santa los liberó de su maligno acoso, trasformándola en una bestia mansa:

 [...] Al dispersarse los discípulos de Cristo después de la Ascensión de su Maestro al cielo, Marta, María Magdalena, san Maximino -que las había bautizado y estaba encargado por el Espíritu Santo de velar por ellas-, Lázaro su hermano y muchas otras personas mis, por orden de los infieles embarcaron en un navío desprovisto de remos, velar, timón, de cualquier instrumento que pudiera servir para gobernarlo, y de alimentos para sustentarse; y a bordo del mismo, conducido milagrosamente por Dios, arribaron a Marsella, donde desembarcaron; poco después se trasladaron a Aix y convirtieron a la fe de Cristo a los habitantes de a región. Marta fue una mujer simpática y muy elocuente.
En un bosque situado en las proximidades del Ródano entre Arlés y Aviñón había por aquel tiempo un dragón cuyo cuerpo mas grueso que el de un buey y más largo que el de un caballo, era una mezcla de animal terrestre y de pez; sus costados estaban provistos de corazas y su boca de dientes cortantes como espadas y afilados como cuernos. Esta fiera descomunal a veces salía de la selva, se sumergía en el río, volcaba las embarcaciones y mataba a cuantos en ellas navegaban. Teníase por cierto que el espantoso monstruo había sido engendrado por Leviatán (que es una serpiente acuática ferocísima) y por una fiera llamada onaco u onagro, especie de asno salvaje propio de la región de Galacia, y que desde este país asiático había venido nadando por el mar hasta el Ródano, y llegado a través del susodicho río al lugar donde entonces se encontraba. Decíase también que este dragón, si se sentía acosado, lanzaba sus propios excrementos contra sus perseguidores en tanta abundancia que podía dejar cubierta con sus heces una superficie de una yugada; y con tanta fuerza y velocidad como la que lleva la flecha al salir del arco; y tan calientes que quemaban como el fuego y reducían a cenizas cualquier cosa que fuera alcanzada por ellos.
Marta, atendiendo a los ruegos de las gentes de la comarca, y dispuesta a librarlas definitivamente de los riesgos que corrían, se fue en busca de la descomunal bestia; en el bosque la hallo, devorando a un hombre; acercóse la santa, la asperjó con agua bendita y le mostró una cruz. La terrible fiera, al ver la señal de la cruz y al sentir el contacto del agua bendita, tornóse de repente mansa como una oveja. Entonces Marta se arrimó a ella, la amarró por el cuello con el cíngulo de su túnica y, usando el ceñidor a modo de ramal, sacóla de entre la espesura del bosque, la condujo a un lugar despejado, y allí los hombres de la comarca la alancearon y mataron a pedradas. Hasta entonces la zona aquella en que el monstruo se escondía, por lo sombrío y tenebroso del paraje, llamábase Nerluc, que quiere decir lago negro; pero a partir de la captura y muerte del dragón, al que la gente designaba con el nombre de Tarascón, en recuerdo de la desaparecida fiera comenzó a llamar Tarascón a lo que antes había llamado Nerluc.
(Santiago de la Vorágine, La Leyenda Dorada, cap. 105)

El 14 de abril de 1474, el Rey René instituye la Orden de los Caballeros de la Tarasca, los cuales tenían la obligación de llevar una imagen de cartón que representaba al monstruo-dragón durante la procesión que celebraba el nacimiento de la ciudad. Junto al monstruo desfilaba una estatua de una joven vestida de blanco que representaba a Santa Marta. La joven tenía atado el monstruo con una cuerda, la cual simbolizaba la lucha mística contra del demonio. Esta fiesta sigue celebrándose todavía, cada 29 de junio, el día de Santa Marta, en la localidad provenzal de Tarascón.

En muchos lugares de España también ha existido la tradición de la tarasca, sobre todo relacionada con la procesión del Corpus Christi. El Papa Urbano IV creó la fiesta del Corpus (por sugestión de una monja de Lieja, la beata Juliana) en el año 1242, a través de la bula pontificia Transiturus, y un siglo más tarde que ya se fue afirmando la procesión como eje de esta fiesta. En 1311, el Papa Clemente V proclamó el Corpus como celebración de toda la Iglesia Católica. Porque se celebraba entre invierno y primavera, por la cercanía temporal con el tiempo carnavalesco, y también por la existencia de primitivos ritos y celebraciones ancestrales de origen pagano – como fueron las fiestas dedicadas a la cosecha o al renacer de la naturaleza –, por éstas y más circunstancias se integraron los elementos jocosos y cómicos de las festividades profanas con los solemnes rituales de esta importante fiesta religiosa. De modo que los carros navales se convirtieron en carros triunfales eucarísticos, y se introdujeron bailes y desfiles alegóricos de gigantes, cabezudos, diablillos y, por supuesto, de tarascas en la procesión del Cuerpo de Cristo. Con una función distinta de la francesa, la tarasca pasó a ser una máquina de madera con forma de serpiente, con una boca muy grande6 que abrían los portadores ocultos en su interior. Corría rápidamente en el transcurso durante la procesión, arrollando y arrebatando sombreros y caperuzas a los que se despistaban. Era el símbolo del mal y de la glotonería. Sobre la tarasca se colocaba la imagen de una mujer, la tarasquilla o Ana Bolena, que representaba a la gran meretriz de Babilonia.

1 comentario:

  1. El artículo me parece espléndido. Enhora buena... Además satisface una de mis curiosidades históricas, pues soy de una ciudad donde se pasea la tarasca con la tarasquilla acuestas en la Fiesta del Corpus.

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